lunes, 28 de enero de 2013

Hoy he sentido la necesidad de llamarte, como una necesidad que no para de presionarme. Hoy he mirado tus fotos unas cuantas veces y he pensado la vez que te conocí.                                                                                                 Por mucho que te he echado de menos no te he llamado, ni te he mandado un mensaje, ni un whatsapp, ni nada, lo he pensado, lo he escrito y luego he borrado todo. No puedo decirte nada. He decidido alejarme para ver si también te importo, para ver si me echas de menos y eres tú el que vienes a buscarme.

Y como duele...


A rachas, a días, por momentos, en lugares concretos, cuando menos te lo esperas. Llega sin avisar y se queda un tiempo indefinido. No puedes dejar de hacerlo, aunque lo intentes: escuece, duele, quema, pica, desgarra, rompe, congela, hiela, arde, arranca, hiere, desquebraja, te hunde, te asfixia. ¿He dicho que duele? DUELE, Y MUCHO.

Recuérdalo, antes de que sea tarde.

Cuando no la acaricies, ni escuches su risa. Cuando no huelas su colonia y digas que te encanta. Cuando no puedas mirarla a los ojos. Cuando no la tengas para reírte. Cuando no te llegue ni un puto sms más diciéndote que te quiere y que duermas bien. Cuando no la tengas para darle todos esos besos. Cuando ella ya no se gire buscando tus labios, entonces, la echarás de menos.  

¿Sabes?


 La vida es como un viaje en autobús, algunos comienzan el viaje sin ti, otros se montan a la mitad del camino, muchos se bajan antes de que llegues al final de tu viaje y muy pocos permanecen junto a ti hasta el final. Pero cada una de esas personas dejan algo en tu corazón, que recordarás a lo largo de ese hermoso viaje. Baja las ventanas y disfruta del viaje, porque no sabes cuándo llegarás a tu parada…

viernes, 4 de enero de 2013

Con querer no es suficiente, con amar sobra.


Aprendí que quién te quiere te busca, que amar es cosa de dos, que no por decir más se siente más, sino que las cosas se demuestran. También aprendí que una vez que te enamoras jamás consigues olvidar a ese primer amor, que vendrán muchas personas después pero ninguna llenará ese vacío. Aprendí que se puede querer a dos personas a la vez, y que se desprende más energía discutiendo con alguien a quién amas. Aprendí que las promesas se rompen, y que quién menos te lo esperas también te decepciona, que no se puede poner la mano en el fuego por nadie porque la mayoría de las veces, por no decir siempre te acabas quemando. Sin duda aprendí perfectamente que quien quiere algo lucha por ello y que mejor arrepentirse de lo que has hecho que de lo que no hiciste por miedo a tropezar. Aprendí que a las personas no se las olvida, únicamente se aprende a vivir sin ellas. Pero lo mejor que he aprendido es que hay personas fundamentales en tu vida y que por muy lejos que estén, por muchos impedimentos o cosas que pasen al final volverán a tu lado, y si amigos, de eso se encarga el destino, mientras disfrutad como si no hubiese mañana y recordad que con querer no es suficiente, con amar sobra.